Un grillo es sólo un grillo
en Barcelona, Tel Aviv,
Montevideo.
Tu flor y la mía
huelen bellamente
en Manila, Delhi, Nueva York.
¿Por qué un niño
debe morir en el sur
de una muerte
que el norte no conoce?
Un colibrí vibra con esmero
en el inmenso jardín
del presidente
y en el rústico jardín
del operario.
El gran danés ladra en el castillo
y el callejero vaga
bajo el claro de luna
en el suburbio.
¿Por qué la primera dama
(en el primer mundo)
brinda
y la última mujer del inframundo
llora el hambre de su hijo
al mismo tiempo?
Porque un grillo es grillo,
la flor perfuma;
el pájaro vuela, el perro ladra
y el hombre suele ser lobo del hombre.
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