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lunes, 26 de septiembre de 2011

Cuando las puertas del amor se cierran


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Cuando las puertas del amor se cierran
todo se acaba y esa burbuja útero
es sólo ahora un agujero negro;
aparece entonces un resquicio de ventana cenicienta
y nos muestra palideces
donde antes todo era color de pan y rosas.

Cuando las puertas del amor se cierran,
y las más de las veces de un portazo,
te sentís un patán lejos de Peter Pan
te sentís un idiota irremediable dueño de un afiche
tanto tiempo malgastado a diario,
tanto papel de diario a la basura sin leer.

Pero las puertas del amor se cierran
y alguien da el portazo y otro queda afuera.
El de adentro en colores y gozando el gran día,
el de afuera en blanco y negro con su melancolía.
Seguro la de adentro es una dama
y un caballero es el de afuera.
Siempre pasa así y no hay queja que valga.
Tu la pones y ella te saca, por aquello de la simetría.

Pero las puertas del amor no siempre dan al cielo,
que es el más largo camino hacia el infierno.
Ni las ventanas nos muestran lo que quieren;
la realidad es diferente a lo que vemos.
Ya no habrá café con leche ni flores en la mesa,
ni notitas de amor, besitos o recados.
Los viernes a la noche no serán compartidos,
evitaremos por cierto los encuentros,
Sobre todo los que nos ataquen de golpe por la espalda,
los que más nos dañen, los casuales.

Cuando se cierran las puertas del amor
queda la rabia, el rencor al hombro y piensas con el culo.
Sin disimulo te creías eterno e invencible
como un semidiós, como un gigante
pero ahora mismo, en este instante,
te encuentras de rodillas y en la lona
mirando en blanco y negro esa ventana que se cierra de a poco
y te preguntas, a destiempo incluso,
si algún día allí adentro, ocupando tu sitio,
no habrá alguno.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Pequeño poema para la melancolía



Se desnudaba despacio
y me amaba lento,
con la gracia
de la llovizna en primavera,
y en lo menos pensado
desataba
una tormenta
que llegaba y se quedaba
por un rato.
Después,
lo inverso.
Me dejaba y se vestía,
velozmente,
y yo quedaba
atrapado para siempre
en su sudor,
su humedad
y su saliva.
Después
se iba.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

Irrealidad

La realidad, esa piñata rellena de vacío, es un obsequio que nos dieron hace mucho; antes éramos libres. Nos hicieron creer que eso era todo. Posible, necesaria, imprescindible. Omnipresente, absoluta, indefectible. La realidad como fetiche; “La Realidad” mayúscula incluida.
Nos dieron el paquete y nos dijeron: ténganlo siempre con ustedes; es lo más preciado, lo único, lo todo; nada más existe eso.
Y a partir de entonces nos morimos y tenemos miedo y andamos con la venda en nuestros ojos tentando la piñata que se mueve; tirando golpes al aire como idiotas; como autistas; como ausentes. Siendo otros.

Y sin embargo…
pero ahora es la piñata
y los golpes al aire y al vacío
y el miedo que nos ata
la venda que nos ciega
y nos morimos todos
y nos dicen que es eso
la realidad es eso
y llevamos el paquete
y lo cuidamos mucho
como si fuera todo.


Pero antes del miedo, la piñata y el paquete nadie se moría; éramos luces que vibraban; éramos viento que soplaba; éramos el fuego y la tierra y el agua.
Pero nos dijeron: hay un arriba y un abajo, un adentro y un afuera; que adelante, atrás y a los costados. Tres dimensiones y ese espacio más el tiempo; otra mentira. Y así quedamos, atrapados en la caja ubicua, desde aquí hasta acá desde ayer y hasta mañana. La caja y bien guardados aquí, ahora, ya.

Y sin embargo…
pero estamos en la caja
guardados y seguros
y el tiempo nos sujeta
y nos atrapa
creemos que es la caja
pero seguro que es el tiempo
y nos dicen que es eso
la caja y el tic tac
y adentro de la caja pasa todo
y lo cuidamos mucho
aquí, ahora, ya.


Y además de la piñata, el miedo, la caja y el tic tac, nos dieron una tabla con los diez mandamientos y con ella la culpa adicionada; y así nos dejaron hasta ahora. Nos dejaron sin alas y apagaron las luces de aquel soplo y enfriaron el fuego y el agua se secó en la tierra muerta. Y nos morimos todos, de miedo o de tic tac adentro de la caja buscando una piñata que se mueve.

Y sin embargo…
pero la tabla y esa lista
de decálogo culposo
nos sujeta por las dudas
adentro de la caja
y fugan las agujas
escapan hacia afuera
y nosotros
tentamos el golpe a la piñata
aquí, ahora, ya
un golpe
otro golpe
mil un golpes
frenético recurso
que no basta
pero es la orden que tenemos
el programa adosado
el chip bien puesto.


Después vinieron otras cosas; familia, propiedad, Estado. Esto es mío, te quito, me comparo, el ego, la patria, la bandera y otras tantas piñatas que se mueven. Y seguimos golpeando ese fetiche; lanzando el golpe al aire, buscando adentro de la caja con la venda en los ojos y creyendo que aquí, ahora, ya, el decálogo, lo mío, el límite y el símbolo y a toda esa masa de vacío le agregamos ego. Y a todo ese paquete le dicen realidad y lo llevamos siempre con nosotros desde ayer a mañana y el tic tac nos lleva hacia la muerte.

Y sin embargo…
no hay piñata
no hay caja
no hay aquí
ni ahora
ya
ni ley con culpa adicionada
no hay límite
ni símbolo
ni nada
y cuando sepamos eso
no habrá ego
que valga
ni autismo
ni venda
ni ese miedo
que nos dieron en paquete
y que llevamos
como si el tesoro
más preciado.


Antes no moríamos; brillábamos pero nos dijeron que dios había uno solo y que nosotros piñata aquí y ahora. Ya.

Y sin embargo…









martes, 13 de septiembre de 2011

El arte es la gente buscando la belleza

«El mayor error de la humanidad es creer que se tiene que entrar en los marcos y en la argolla de una iniciación para conocer lo que no existe, cuando no existe nada ni hay nada. Nada más que la insurrección irredente, activa, enérgica contra todo lo que pretende ser a perpetuidad.»

Antonin Artaud

LA SEMIÓTICA NOS AYUDA a decodificar signos; éstos intentan decirnos algo. Junto con un contexto asumido, con un trasfondo o background cultural comprendemos el mensaje.Decodificamos e interpretamos según un código aceptado y «legalizado» o, mejor dicho, «normatizado» a priori y tácitamente.El conjunto social acepta la norma y la convierte en unidad de medida.Quienes logran establecer nuevos códigos comunicacionales, estructuras comunicantes revulsivas, ya sea desde el lenguaje, la imagen, o cualquier otra forma de intercambio conceptual, lo hacen desde la descolocación, al margen, desde fuera de un sistema.Paradojalmente quienes en un momento rompieron la norma, subvirtieron valores y se convirtieron en vanguardia pasan muchas veces, en ese mismo instante, a ser nuevos y procelosos guardianes del reciente status-quo de lo cultural, en el sentido antropológico que el término depara.Esta batalla de lo nuevo contra lo viejo y que emerge de manera más visible unas veces en lo artístico, otras en lo político, es por sobre todo y ante todo una lucha dialéctica necesaria y eterna.Picasso, verdadero artista, nunca pintó «EL CUADRO»; murió intentándolo con más de 90 años en Avignon. Siempre buscó; negando lo ya hecho encontró caminos nuevos y también los negó para seguir adelante.Un buen día Mondrian desde la abstracción hizo unos dibujitos vibrantes y sencillos; unas rayitas y colores puros en sus celdas. Vibró el lienzo, vibró él y vibraron los ojos de la gente. Los arquitectos realizaron sus planos y hoy vivimos apretados en dibujitos. Desde luego Mondrián es inocente.El artista cuestiona. El «NO-ARTISTA» interpreta y al hacerlo trasmite y reproduce el fenómeno devaluado de un concepto que, fundado, empieza a morir.De alguna manera, Mondrian pone una maceta nueva en el jardín de una casa pero la señora que repara los geranios es quien traza el puente entre el ARTE y el fenómeno del arte. Desde su no conciencia y, por tanto, desde su ajenidad al concepto de arte, ella genera aún desde lo «kitsch» un momento de creación.Estas inflexiones se dan a todo nivel en las sociedades y en todas sus expresiones.En este circuito sin fin, lo nuevo, los puntos de ruptura, los saltos, lo transgresor es lo que hace verdadero y valedero al proceso.La conservación, la fosilización, el congelamiento, son tan lejanos al arte como un burócrata a un creador.Por eso Artaud al principio de este artículo, por eso la búsqueda permanente e inconformista de todos quienes sabemos que el camino es el único destino del hombre.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Juego jugando el juego


Secarse, descansarse, desnudarse, descalzarse. Sacarse el cansancio y los zapatos. Afuera la lluvia tal vez haya dejado de caer, mojar, desnudar lo seco, desandar el cielo, dejar las nubes y tomar tierra para mojarla y que los zapatos dejen las huellas que ahora dibujan la alfombra en esta habitación desnuda y descalza. Secarse los pies y sacarse los pies para volar hasta la botella de gin y colocar dos piedras en el vaso chato y ni siquiera esperar a que el frío llegue a tomar contacto con el líquido. Sacarse el hielo, secarse el hielo; afuera quizás todavía llueva sobre otros zapatos que dejarán otras huellas que son las mismas de otros pies descalzos y cansados de tanto hielo y frialdad que ni siquiera llegan a tomar contacto con otras huellas con lluvia o sin lluvia.
Me tiro en el sofá y abro el álbum con las fotos que tomó esa mujer en su último viaje a la isla y veo sus pies descalzos dejando huellas en la arena y otra vez el agua y yo tirado en la hamaca con el sombrero panamá cubriendo mis ojos. De la sombra de las palmeras se desgranan cantos de pájaros que me duermen y estoy en el mar y mis pies descalzos descansan flotando con un cuerpo que es el mío inmediatamente después de sus tobillos.
Me mezco y las fotos caen de mi mano justo encima de los zapatos descalzos de mis pies. Ahora que no sé cuándo es, me despierto y tomo el vaso ya sin hielo y sin frío y el trago tiene sabor a sal y a mar, lo dejo en la arena descalza sin huellas de nadie tan cansado como yo. Esa mujer me despierta con masajes en mis pies descalzos llenos de arena mientras afuera la lluvia cae en los zapatos que dejé en las islas.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Escalera hasta la luna


Escalera
caracol
espiral al sol
sube
baja
vuelta
a vuelta
de la tierra
hasta la nube
sube
sube
baja
baja
de la nube
hasta la tierra
vuelta
a vuelta
sube
baja
escalera hasta la luna
caracola
y espiral
unos vienen
otros van

jueves, 1 de septiembre de 2011

Teoría del valor


Cerró la bolsa
y no cotiza una sonrisa.
No cotiza la vida,
no cotiza el amor.
¿Cuántos barriles de petróleo
vale la vida de un pequeño
en Libia?

La inmunda máquina llamada
democracia occidental cristiana
dice: nada.
Y seguimos mirando los canales,
y seguimos viendo titulares,
escuchando que nos mientan en la radio,
la misa y el salón,
en la familia y por face book.

¿Cuántos proyectos de asistencia
valen las horas de la gente
que duerme en la calle?
La oxidada máquina llamada
ministerio desarrollo social
nos dice:
poco.

Cerró la bolsa
y no cotiza el valor
de una palabra, de un abrazo
o el dolor.
¿Cuántas carreteras y puentes
y aeropuertos
valen los lazos de la gente
en cualquier parte?

La superestructura sucia
que separa
nos dice:
ni un poquito.
Nos pones una venda
y nos proyectan
su pornográfica película en 3D.

Nos entregan un teclado
y nos hacen escribir su nombre.
Capital, dinero, muerte, podredumbre;
y creemos que es en nombre de nosotros.
El dios mercado
nos hace su producto.
El dios trabajo
nos hace sus esclavos.

El dios horario
nos hace su reloj.
La diosa democracia nos hace ser rebaño.
La diosa libertad nos hace tener miedo.
La diosa justicia
tiene fecha
de vencimiento sin código y sin barras.

Y seguimos felices,
y seguimos conectados
y seguimos corriendo
y seguimos creyendo
y seguimos muriendo
pensando que esto es vida.
Pero hay otra vida antes de la muerte;
porque esta muerte está antes de la vida.

No hay moraleja,
no hay propuesta,
ni estrategia,
ni programa,
ni un atajo pueril
o de ocasión.
Sólo esta poesía que no es mía.

Sólo esta mirada desconfiada.
Sólo ese deseo irrefrenable
de que se caiga toda la mentira
aunque no quede nada;
sólo escombro fértil
y en ese escombro
crecerá una flor.
Será muy roja.