En este paradigma
llamado democracia
que no es cracia
ni demos,
hasta que lo demuestren;
algo huele a podrido
aquí
y en Dinamarca.
Podrían rebatirme
y yo preguntaría,
diría, por si acaso,
pidiendo que me expliquen,
porqué hace sólo un rato,
a las tres de madrugada,
yo fui a comprar cigarros
y un alcohol que me hablara
y en esa esquina sucia,
mojada y quejumbrosa,
un niño sin edad,
hurgando en la basura
me pidió una moneda
y luego
dijo gracias.
Lo que más me indignó
fue que dijera gracias;
inmundo paradigma
que no es demos
ni cracia.
¿Por qué me das las gracias?
pregunté;
por la moneda
dijo;
entonces me quedé sentado en el cordón
y hablamos largo rato,
preguntaba y oía
y yo no contestaba
lo que él quería saber
porque no lo sabía.
El quiere ser doctor
(se le murió la madre).
Así me lo contó
y lo llevé conmigo
unas cuadras gigantes;
compré café con leche
con una ficha boba,
un sánguche
y un chicle
y me quedé llorando
al tiempo que él comía.
El miraba, masticaba
y se reía.
¿Por qué llorás?
me dijo.
Le contesté muy raro
¿Sabés qué es paradigma?
Me miró con los ojos risueños
y dijo
estás muy loco.
Contesté,
ya lo sabía.
¿Y cómo te llamás?
me preguntó;
Basura me llamo,
yo también te hice esto,
traerte hasta acá
para venderte la inmundicia
llamada paradigma.
Entre vos y yo
no hay nada
porque todo es mentira;
ahora me voy
y vos a la basura
yo a la cama
con alcohol
y humo
y con almohada.
Pero vos sos bueno
dijo.
Yo no soy nada
porque también maté a tu madre
y no vas a ser médico
ni nada.
Porque nadie hace nada,
yo no hago nada
y perdoname que te lo repita.
Paradigma, acordate,
también es nada.
Tomó el café con leche,
salió despacio,
saludó con su mano
y mientras esto escribo
el sigue siendo nada.
llamado democracia
que no es cracia
ni demos,
hasta que lo demuestren;
algo huele a podrido
aquí
y en Dinamarca.
Podrían rebatirme
y yo preguntaría,
diría, por si acaso,
pidiendo que me expliquen,
porqué hace sólo un rato,
a las tres de madrugada,
yo fui a comprar cigarros
y un alcohol que me hablara
y en esa esquina sucia,
mojada y quejumbrosa,
un niño sin edad,
hurgando en la basura
me pidió una moneda
y luego
dijo gracias.
Lo que más me indignó
fue que dijera gracias;
inmundo paradigma
que no es demos
ni cracia.
¿Por qué me das las gracias?
pregunté;
por la moneda
dijo;
entonces me quedé sentado en el cordón
y hablamos largo rato,
preguntaba y oía
y yo no contestaba
lo que él quería saber
porque no lo sabía.
El quiere ser doctor
(se le murió la madre).
Así me lo contó
y lo llevé conmigo
unas cuadras gigantes;
compré café con leche
con una ficha boba,
un sánguche
y un chicle
y me quedé llorando
al tiempo que él comía.
El miraba, masticaba
y se reía.
¿Por qué llorás?
me dijo.
Le contesté muy raro
¿Sabés qué es paradigma?
Me miró con los ojos risueños
y dijo
estás muy loco.
Contesté,
ya lo sabía.
¿Y cómo te llamás?
me preguntó;
Basura me llamo,
yo también te hice esto,
traerte hasta acá
para venderte la inmundicia
llamada paradigma.
Entre vos y yo
no hay nada
porque todo es mentira;
ahora me voy
y vos a la basura
yo a la cama
con alcohol
y humo
y con almohada.
Pero vos sos bueno
dijo.
Yo no soy nada
porque también maté a tu madre
y no vas a ser médico
ni nada.
Porque nadie hace nada,
yo no hago nada
y perdoname que te lo repita.
Paradigma, acordate,
también es nada.
Tomó el café con leche,
salió despacio,
saludó con su mano
y mientras esto escribo
el sigue siendo nada.
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